Charape: Bebida Queretana que Endulza y Pega

Querétaro es un estado con gran historia culinaria, diversidad de climas e incluso aportaciones europeas, por lo que su gastronomía queretana da como resultado una mezcla de sabor y tradición.

Hubo una época no tan lejana en el que el pulque era la bebida predilecta en el paladar mexicano, se tomaba principalmente en los estados del centro y algunos del Bajío entre los que no podía faltar Querétaro; aunque en este nunca se desarrolló una gran industria pulquera como las inmensas haciendas de Hidalgo y Tlaxcala, sí se consideraba tradicional para la cocina regional. 

Si bien el pulque por lo general se tomaba blanco, es decir, sin ningún tipo de añadimientos y tal cual salía tras la fermentación del aguamiel, actualmente se prefieren los “curados”, es decir, pulque al que se le muelen frutas, verduras y/o especias para que adquieran otros sabores.

La palabra charape proviene del purépecha charapi que refiere directamente a esta bebida a base de pulque que se le agregan otros ingredientes molidos (fruta o semillas), agua infusionada con algunas especias y piloncillo que no sólo sirve para aportar dulzor, sino que también funciona para alimentar las levaduras del pulque y que pueda tener una segunda fermentación, lo que la hace aún más alcohólica.

El origen de la palabra se remite a Michoacán en donde es ampliamente consumida por los tarascos durante sus fiestas, por lo que es muy probable que esta cultura haya sido la creadora de la bebida y los responsables de haberla expandido a sus estados vecinos como Guerrero, Estados de México y Querétaro.

En Querétaro el charape sufrió varios cambios y se crearon diversas versiones entre las que destacan el de plátano, el de cebada, el de zarzaparrilla, el de cacahuate. Todas estas variedades no se vendían de manera habitual en las pulquerías de la ciudad pues estaban ligadas a alguna fiesta o celebración en específico, y aunque se podían preparar de manera casera, era usual que se les encargara sobre pedido a las familias que se dedicaban a su producción. Los charapes fueron la manera predilecta para los queretanos de todas las regiones de tomar un pulque e incluso en algunos pueblos se les otorgó un papel simbólico y sagrado en sus ceremonias religiosas.

El charape de plátano era una bebida que la comunidad de Atongo, en el municipio de El Marqués, elaboraba para el 3 de mayo Día de la Santa Cruz. De igual manera, el charape de plátano era esencial en otros festejos como bautizos, ajustamientos y pedimentos ya que cuando un novio acudía a pedir la mano de la novia debía llevarle a su familia una canasta con charape, tequila, fruta y pan a manera de obsequio u ofrenda.

Por su parte el charape de cebada también se servía en dos fiestas específicas. Del 12 al 15 de septiembre se continúan festejando en la capital del Estado las fiestas en honor a la Santa Cruz, evento que reúne a cientos de concheros que bailan para demostrar su fe y veneración al símbolo divino. Hasta inicios del siglo XX también se expendía el charape de cebada que provocaba una fuerte embriaguez y, a pesar de que algunos danzantes continúan consumiendo bebidas alcohólicas, el charape ya no se prepara.

Actualmente el charape se produce en menor medida, aunque sigue siendo preferido y degustado por turistas en busca de sabores nuevos, por lo que se piensa que gracias a esto la tradición del charape no se perderá.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio