Los Muxes, el tercer género.

 Los zapotecas, el pueblo indígena que habita en Juchitán, reconoce a los y las muxes como un tercer sexo desde que tienen memoria. Se les respeta y celebra como parte integral de una cultura, centrada en la feminidad y la fertilidad.

Juchitán, en la región del istmo de Tehuantepec, en el estado de Oaxaca, es una de las principales ciudades de la cultura zapoteca donde se localizan lo muxes, una sociedad indígena que se denomina el “tercer género”.  

Los muxes son personas que nacieron siendo del sexo masculino, pero que adoptaron roles de mujer, porque les gusta, pero no están en competencia con otras mujeres. Como menciona Mariela Miano Borruso: “Tradicionalmente, ser muxe no dependía de la orientación social.  Es un género cultural, una función social y una identidad, pero no una característica del deseo sexual de alguien.

Los y las muxes incluso tienen un rol social y económico definido dentro de la sociedad zapoteca. La mayoría asume labores tradicionalmente femeninas, como el bordado o la artesanía, a través de la cual preservan su cultura.

El muxe tiene un papel importante en sus familias y en las festividades, es una pieza clave en la identidad zapoteca, porque tienen un especial respeto por la madre, también tienen un papel fundamental en las festividades que celebran, un ejemplo es, la celebración de las velas.  

Durante esta celebración la comunidad muxe gusta de vestirse con el huipil característico de la mujer istmeña: falda florida, larga, el huipil muy decorado, con muchas flores, abundante joyería de oro tanto en el cuello, en las manos, en los aretes, maquillaje abundante y el trenzado del cabello.

Es decir, los muxes cuentan con un papel fundamental en las fiestas, realizando trabajos manuales y los adornos para estas, así como en la elaboración de los alimentos y la vestimenta, en los peinados, así como en el maquillaje. Durante esta celebración los hombres deben llevar cerveza o mezcal para compartir con el resto de los invitados, mientras que las mujeres suelen dar una aportación económica mínima que denominan “limosna”.

Reconocimiento y limitantes

El reto para los muxes es encontrar un balance entre el aprecio y el respeto que reciben por parte de la comunidad, y a su vez, encontrar formas de sobrepasar los retos tradicionales que limitan su acceso a oportunidades académicas y de participación social. 

Los muxes enfrentan algunas limitantes a los trabajos que pueden acceder, ya sea por cuestiones culturales, sociales o económicas. Ya que socialmente no esta aceptado que tengan puestos políticos o de representación popular, o incluso en algunas escuelas no está permitido que se vistan de mujeres por lo que prefieren dejar los estudios. Frente a la escasez de oportunidades económicas en los trabajos tradicionales, optan por tener trabajos informales. Es por eso que algunos muxes han optado por romper con los roles que les fueron encomendados y han decidido dedicarse a los que realmente les interesa.

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