Comala es conocido como el Pueblo Blanco de América y eso es debido a sus tradicionales techos de teja colorada, así como sus altas fachadas de color blanco que resplandecen y dan brillo a este hermoso pueblo, color que fue designado en 1961 y que ahora es su distintivo.
Su nombre significa “lugar en donde hacen comales” y es un pueblo que expresa su magia e historia a través del arte, la naturaleza y la gastronomía. Rodeada de plantas de papaya, plátano y mamey entremezclados con almendras y palmeras, así como de frondosos arboles de hule y primaveras de un amarillo intenso, es ideal para poder perderse y desentrañar los misterios que puede esconder.
Comala ofrece a los turistas los encantos de un típico pueblo con clima caliente, ambiente sereno y agradable, así como una rica herencia cultural, siendo uno de los destinos que prefieren los excursionistas y especialistas en montañismo debido al Volcán de fuego, lugar en donde se puede disfrutar de una vista formidable y se encuentra rodeada de vegetación que invita a pasar varios días. La Hacienda de San Antonio es un importante productor de café a finales del siglo XIX y principios del XX, y aun tiene una producción considerable pero actualmente es uno de los sitios más exclusivos de descanso.
La Parroquia de San Miguel del Espíritu Santo es una impresionante construcción que fue realizada a finales del siglo XIX, con estilo neoclásico y una escultura dedicada a San Miguel es considerada como el único monumento histórico del sitio.
A 2km de la población se encuentra Nogueras, una pequeña villa que anteriormente fue una hacienda azucarera, dentro de la cual se puede visitar el Museo Universitario Alejandro Rangel Hidalgo. El museo resguarda una gran compilación de las obras de este pintor, diseñador, ilustrador y escenógrafo colimense de fama mundial. El museo también cuenta con una colección de cerámica prehispánica. Para los amantes de la literatura es común el querer visitar el lugar que ha inspirado la historia de Pedro Paramo, por lo que no es nada nuevo ver personas recorrer las calles de Comala intentando descifrar la inspiración que tuvo Juan Rulfo. Aunque el Comala presente en la novela del autor no es el mismo que el Comala alegre y pintoresco ya que de aquí solo tomo el nombre, aunque eso no deja de lado el hecho de que se puede apreciar la presencia del escritor, especialmente en el Jardín Central, en donde se puede apreciar una escultura de tamaño natural que inmortaliza al novelista.
